MORADAQUIMICA

Tuesday, January 02, 2007

LAS DOCE...

Que no creo poder hacer ya nada, pues el año viejo termino.
Tengo mas de siete días sin tomar un baño y la cabeza me va a volar en partes si no llega el alivio de repente.

Se contrae la idea de pensar en nada más, la forma correcta de una redacción es totalmente inútil, desconocida y más que nada anhelada cuando no existe dentro de la cabeza una sola gota de inspiración.
Se terminaron las musas, se cansaron de que escribiera de ellas.
Esta mañana al levantarme se cansaron de estar solas en cama, se recogieron el cabello, se levantaron de la cama, tomaron sus cosas, me lanzaron un par de maldiciones y cerraron bien la puerta al salir.
No se si volverán.

Formaré una industria, una de esas que traspasan fronteras, que la gente envidia y jamás conocen en persona al propietario.
Venderé consejos, esos mismos que yo nunca quise escuchar, de esos que todos conocemos pero nadie compra, de esos que debí haber usado en mi y en mucha parte lograr sacarles algo de bueno. Tengo de sobra, venderé millones, los empaquetaré en un papel de celofán atractivo, les etiquetaré y comenzaré por distribuirlos por la colonia.
Consejos a domicilio podrá ser una de las modalidades de mi nueva industria, los llenaré de recovecos en donde puedan ser vendidos para llenar los que ya había. Será un hit, seré millonario a las dos semanas, comenzaré por comprar cosas innecesarias pero bien vistas por toda la gente, por mi, incluso.
Compraré coches, comparé casas con piscina, compraré paquetes de viajes al mundo todo incluido, desde el avión hasta la copa ultima donde corra al cuarto a vomitar, llenaré de sutiles cosas materiales y mi trato a la gente será de una nueva forma, mas informal, los veré del hombro hacía abajo y les haré notar cuan pobres se ven a mi lado. Llenaré de palabras nuevas mi vocabulario, esas que ya conozco y nunca uso, “gato”, “pobre”, “servidumbre”, palabras de ese estilo con el cual ganaré respeto por no intentar nadie contradecirme pues ese mismo compro un consejo la semana pasada que decía “no pelees por pelear”.
Compraré mujeres, miles, de las que solían acompañarme siempre por estar igual de solas que yo, compraré de las que no se venden, de las casadas, de las malas, de las buenas, de las que lloran en las mañanas, de las que gritan para hablar, compraré mujeres por comprar, aprenderé de ellas lo mismo al final. Cuando no escuche algún consejo de “no derrochar” por que lo vendí a cambio de una caja de cigarros y una botella de brandy es cuando aprenderé, es cuando mi industria habrá triunfado de la mejor manera que pudo ser. Los coches serán embargados, las casas hipotecadas y después rematadas al mejor postor (algún nuevo rico como lo fui yo), mi dinero escaseará y comenzaré a inventar consejos nuevos con la novedad de ser mejores que los viejos “la ética lo es todo” podrá ser uno dentro de toda la nueva gama de consejos que inventaré para venderlos mejor y así recuperar ese coche rojo con capota. No funcionarán, no venderé un solo consejo y todo lo que tenía lo iré perdiendo poco a poco, el coche rojo sobre todo, y al final, perderé las mujeres que compré.
Un día se levantarán al mismo tiempo de la cama, tomarán sus cosas, me ofenderán un par de veces y cerrarán bien la puerta al salir.
Tendré unos pares nuevos, y bastante buenos de musas para escribir.
Esas que la inspiración no corta y hacen más fácil el cavilar.

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